jueves, 8 de enero de 2009

La soberbia inherente en el arte moderno y los museos

El museo es la plataforma donde se ha experimentado -y se sigue experimentando a fuerza de tozudez burocrática- el arte moderno y el pseudocontemporáneo. Muchas veces se ha puesto en juicio la caja blanca del museo y su capacidad para contener arte contemporáneo, y siempre se dice que un ambiente que pretende desvincularse de la obra que contiene y viceversa, va en detrimento de que el trabajo plástico contemporáneo SEA.

Esto no deja de tener validez, pero la razón principal para despreciar la caja blanca con todo su arte moderno dentro es el elitismo que representa. La mayoría de los museos son gratis en este país, pero igual nadie entra.

Los espacios determinan actitudes en nosotros, el museo como edificación de alguna manera se ha ganado el lánguido repudio del grueso de la población, demostrado con la baja afluencia, que no quememos los museos no quiere decir que los adoremos.

Quizas suene hedonista y vanal, pero el arte moderno en un museo no entretiene satisfactoriamente a nuestras mentes bombardeadas por la multiplicidad de la contemporaneidad. Aparte hace falta mucho esfuerzo para ir a un museo: prepararse para salir de casa, tomar el transporte hasta el museo, estar allí rodeando una obra a la vez, pensar acerca de ellas y devolverse a casa.

Ir al cine requiere de los mismos recursos que ir al museo, pero es más entretenido, por eso hay gente afuera haciendo filas. ¿No les resulta pretencioso como trabajadores plásticos querer que alguien se preste a hacer todo lo que se requiere para ir a un museo, sólo para observar-experimentar algo que uno haya hecho? la televisión está a un botón de distancia; por internet puedes comprar cosas, leer las noticias, hablar con otras personas, etc. ¿Y aún así nosotros seguimos pretendiendo que la gente vaya a un museo para ver algo aburridísimo que nosotros hicimos?

El arte contemporáneo supuestamente está en una relación más íntima con el espectador-experimentador, debería estar en la calle que concurre, en sus medios de transporte, en sus medios de comuniciación, en toda su vida; jamás en un cuarto blanco pretencioso al que se visita con desdén, un desdén comparable a visitar la casa de unos familiares lejanos aburridos.

1 comentario:

José.Ramírez.Guaigua dijo...

¡Hola Juan!
Lo que comentas en este escrito,además de la experiencia que tuvimos el viernes en la clase de Performance con Macjob me han incitado a reflexionar de nuevo sobre estos puntos. Las aseveraciones que haces un poco intuitivamente a mi parecer son devastadoramente ciertas, nos toca preguntarnos acerca de la pertinencia de los museos, del mercado, y de la actitud de quien se dice Artista hacia aquellos que no lo son, y pensando en todo esto recordé un texto de Luis Camnitzer que linkeé en mi blog en los antecedentes históricos, se llama "La Corrupción del Arte / El Arte de la Corrupción", y en él, Camnitzer se hace las preguntas y se cuestiona lo que tu y yo y muchos otros nos hemos preguntado y cuestionado en innumerables conversaciones, porfa leelo, es urgente, y luego lo discutimos. Por otra parte, me animaste a agregar información en mi blog acerca de Antonio Caro, el artista conceptual colombiano que simplemente se cansó de producir obra-mercancía y ahora trabaja en las comunidades impartiendo talleres de creatividad, utilizando en ocasiones la institucionalidad del museo como producotra de este tipo de experiencias, y quizá esa sea una buena y nueva función de los Museos de Arte, acercarse más a la práctica cotidiana de la gente, hace unos años Jose Luis Brea dió una conferencia en el MACC (fíjate, en un Museo), y en la ronda de preguntas el tipo despotricó magistralmente contra la institución-museo, entre otras cosas argumentando que lo que se muestra en ellos es puro espectáculo (en la acepción negativa, aunque se sobreentiende), que los museos deben ser activadores de dinámicas sociales, de encuentros entre las comunidades, etc. Fue muy emocionante ver eso, y yo creo que por ahí va la cosa, por ejemplo últimamente me han interesado algunos proyectos del Museo Jacobo Borges, y en España esta la experiencia del MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona), que desarrolló el proyecto "De la Acción Directa como una de las Bellas Artes", en que el Museo fue un promotor de experiencias de organización y acción de grupos activistas antiglobalización, una locura pues, en algunas páginas de internet aún se consiguen las discusiones que aquello generó, tanto entre la institucioanlidad artística, como entre los propios movimientos "antisistema". Como vez, esto dá para horas y horas de discusión, y me parece muy pertinente tu exposición al respecto, seguro que esta conversa continuará en cuanto te vea, y desembocará en nuevas propuestas y nuevas preguntas. Pero bueno, como dice Andrés Calamaro (aunque se que no te gusta su musica), "Ahí vamos".